El asesinato de George Floyd, ha vuelto a poner de manifiesto el racismo y la desigualdad existente en nuestras sociedades. Sí, nuestras sociedades, en plural, porque creer que sólo es un problema que atañe a Estados Unidos sería negarnos a la realidad. Todas las sociedades actuales se siguen estructurando en base a un sistema binario, jerárquico y excluyente. Esta estructura es una lucha de poder constante en la que la causa de la opresión o del privilegio no es una única, sino múltiples causas sociales que se relacionan entre sí y que conforman las experiencias individuales y la estructura social. Las interseccionalidades son los fenómenos que permiten analizar las discriminaciones múltiples (orientación, sexo, identidad, género, expresión, edad, procedencia, raza, situación económica, etc..) así como el modo en que se relacionan y se refuerzan mutuamente. Por ello, cuanto más abajo estemos de la jerarquía y más alejadas o alejados estemos del binarismo, mayor será la opresión a la que nos enfrentemos
Hay que tener en cuenta que una misma persona puede ser oprimida por diferentes factores y a su vez tener privilegios por otros motivos. Tomar conciencia del lugar que ocupamos en la jerarquía puede llevar a cuestionar dicho orden y a querer revertirlo y es ahí donde las personas privilegiadas (el sistema) muestran su resistencia en forma de violencia y opresión. Hay que tener en cuenta también que los distintos elementos que se establecen en la vida de una persona, dando lugar a una identidad particular, única entre todas las demás, irrepetible e insustituible, pueden ser cambiantes en función de si esa persona cambia de situación económica, cambia de sexo, cambia de país… dicho de otra manera hoy puedes ocupar una situación de privilegio pero mañana las cosas pueden cambiar las tornas.
Las estadísticas, más allá de reflejar números, representan historias de personas, personas en situaciones de vulnerabilidad extrema, personas cuya vida es una lucha constante por la supervivencia. El asesinato de George Floyd no es un caso aislado y es que, en Estados Unidos, una persona negra tiene 3 veces más posibilidades de morir a manos de la policía. La emergencia sanitaria y social provocada por el coronavirus no ha afectado a todas las personas de Estados Unidos por igual, en ocho de los diez códigos postales con mayores tasas de mortalidad de Nueva York la mayor parte de la población es negra o latina. En España los estadísticas también son contundentes, según el Barómetro juvenil 2019, 7 de cada 10 jóvenes declaran haber sufrido algún tipo de discriminación por género, nacionalidad de origen o etnia/raza. Según datos del Ministerio del Interior, en el 2018 se produjo un aumento del 12,6% en los delitos de odio denunciados con respecto al año anterior.
Las opresiones y las desigualdades tienen muchas manifestaciones, visibles (asesinatos, violencia, agresiones, violanciones, insultos, etc..) e invisibles (humillaciones, desprecios, control, anulación, etc..). Para acabar con las violencias, para terminar con las opresiones, para erradicar los privilegios necesitamos reivindicar y reconocer el valor de lo distinto como fuente de riqueza, de creatividad, de convivencia y de aprendizaje. Y reflexionar sobre los orígenes, los mecanismos y las consecuencias de la desigualdad porque es nuestro deber como ciudadanas y ciudadanos participar y colaborar en la creación de una sociedad igualitaria. La igualdad real sólo se puede conseguir con un sociedad feminista la cual se resista y luche contra todas las formas de opresión.
En nuestra guía de igualdad podéis encontrar más información
Javier Vázquez, Presidente de Imagina MÁS