Así es, parece ser que en el Sur de Tenerife no hay VIH, esto lo he descubierto solita, os explico cómo.
Estaba yo recién llegada a la isla desde el Reino Unido y ya me tocaba hacerme los análisis rutinarios, esos que nos miden la cantidad de virus y defensas en sangre. Estos análisis se los hace todo el mundo, quiero decir todo el mundo que sabe que tiene VIH, si estás tomando la medicación para estar segura de que todo va bien, si todavía no la estás tomando para controlar cuando hay que empezar. Sueles tener que hacértelos cada 3-4 meses, aunque puede ser menos o más, depende del paciente, del profesional de la salud o incluso del país.
Pues como decía me acerqué, incauta de mí, al centro médico más cercano a mi casa pensando que allí me indicarían cómo proceder, donde tenía que hacerme los análisis, etc. Grave error. Yo vivía en el sur de la isla, que a pesar de no ser muy grande las diferencias austral-boreales son enormes. Pues digo, como en el Sur de Tenerife No hay VIH, la recepcionista no sabía que hacer conmigo, así que me sentó con un enfermero gaditano muy saleroso que me contó un poco su vida, demostró que tampoco él tenía ni idea, sobre todo cuando me recomendó que no tenía que preocuparme que no había prisa ninguna por hacerme los análisis, y me sentaron a esperar en una sillita mientras debatían qué hacer con mi caso tan extraño. Yo esperé obediente en la sillita hasta que me llegó el veredicto: «vuelva usted mañana».
Y mañana volví. Me invitaron de nuevo a sentarme en la misma sillita, ya fría. Dos horas de reloj digital más tarde decidí tomar cartas en el asunto. Tengo una prima, un número total, a la que le dan ataques de ansiedad de vez en cuando, y cuando le dan es un folklore y una juerga porque ella misma es una juerga, y todo el mundo le hace caso. El tráfico rodado se para, la gente la levanta en brazos y las azafatas la bajan de los aviones. Así que decidí probar a hacerme la mareada para ver si así me hacían más caso. Tan bien probé, que mi cuerpo se lo acabó creyendo y por primera vez en mi vida casi me da un desmayo, menos mal que no, porque siempre he temido desmayarme y que nadie me pueda levantar o que se me vean las braguitas, o peor aún, las ingles sin depilar.
Al final lo del mareo fingido valió para que me tomara la tensión una enfermera muy amable, que toda la sala de espera me mirara demasiado y que me pasaran con una doctora con nombre de país. Me pregunta que qué quiero. Le expliquo que soy seropositiva, gallega, sin tratamiento antirretroviral por no necesitarlo todavía, recién llegada de Inglaterra. Qué haces aquí. Trabajando. Hasta cuando. No lo sé por ahora estoy pendiente de la compañía. Ah, bueno. Pues doctora como le decía necesito hacerme los análisis para saber cómo está mi porcentaje de CD4 y mi carga viral. ¿Y eso por qué?. Porque me tengo que hacer análisis cada 4 meses y los últimos me los hice en Inglaterra y ya me toca hacérmelos de nuevo. Ah, bueno. Pues es que eso no sé como va, a ver vamos a probar pidiendo esos análisis al hospital, ya te llamamos.
Como no llamaron, comencé el periplo de descubrir los resultados, pero ni la fórmula de la cocacola está mejor guardada y nadie me podía decir nada sino la doctora y como soy una desplazada de Galicia que ni vivía en España no puedo pedir cita, sino que tengo que esperar de nuevo en la sillita. De la sillita a la consulta sin pasar por el enfermero. La doctora esta vez tenía nombre de hombre menos una letra. Pase. Yo paso y le explico la situación. Se interesa por mi historial y se lo cuento. Acto seguido me regaña por haber viajado tanto a pesar de estar infectada de VIH y por no haberme estado quieta en una ciudad con un sólo médico. Cuando le pregunto que porqué carajo me riñe me dice que porque está cansada y yo soy la penúltima paciente. Total que la verborrea no valió de nada porque los análisis no los podía ver por el ordenador, que «vuelva usted mañana».
Mañana volví y la mujer con nombre de hombre menos una letra me esperaba con el folio de resultados y su cara de me-equivoqué-de-profesión. Me dijo que efectivamente yo era VIH+. Entonces subrayó con subrayador amarillo en el folio de resultados lo siguiente:
«Resultados de Carga Viral: No Procede. La carga viral de VIH se solicita en aquellos pacientes en tratamiento antirretroviral o con intención de iniciarlo».
Me quedé a cuadros renacentistas y pregunté si sabía qué podía hacer yo para saber mi carga viral y mis CD4, si sabía de alguna tarotista o algún vidente de confianza. Ella agarró unas hojitas a modo de agenda, yo tenía un número por aquí… Nada no lo encuentro, mañana le llamo y le doy el número del lugar donde tratan a los pacientes con VIH en la isla.
Esta vez aprendí y no esperé la llamada, que por cierto no llegó, sino que directamente llamé yo a Mr Google que me dio un teléfono que me dio otro que me pasó una señora muy dulce puso el grito en el cielo, se enfadó con sus colegas de profesión y los fallos del sistema sanitario y finalmente me dijo los sencillos pasos a seguir. Completados estos y ya en su paraíso hospitalario, ella y otro ángel de la guarda, resolutas organizaron todo para que rápidamente me analizaran la sangrecilla como Dios manda. Una semana después me llamaron: «mi niña, tienes que empezar tratamiento ya mismo que los virus están altísimos y las defensas bajísimas».
Pues eso, que parece ser que en el Sur de Tenerife No hay VIH, o por lo menos no están al tanto de su existencia, que para el caso es lo mismo.
La Moraleja de fuera de Madrid
Este cuento tiene moraleja, por cierto:
- Las organizaciones de apoyo a las personas con VIH son importantísimas, porque son las que saben como proceder en estos casos. Saben a qué números llamar, a quién preguntar, a dónde dirigirse. Si alguien con autoridad está leyendo, no me recorten las subvenciones, no lo hagan se lo ruego.
- Contando esto no quiero criticar ni «escupir al cielo» al sistema de salud, pues como he viajado y leído algo, sé que si algo tenemos es suerte con lo que tenemos ahora mismo en España. No olvidemos que aquí el seguimiento y tratamiento es gratuito, de calidad y para todos los públicos, vengan de donde vengan. Sólo me apetecía contar esta historia porque realmente demuestra que queda mucho por hacer, especialmente en la normalización y la respuesta. Si mis defensas llegan a estar un poco peor, la historia podría haber tenido un desenlace pelín trágico.
- Finalmente, y porque hay que mirar la paja del ojo o algo así, que la culpa un poco fue mía por no espabilarme antes, las cosas como son.
Recursos para buscar información
Si vives en España, en este link encontrarás teléfonos y direcciones de sitios donde hacerse la prueba del VIH dividido por comunidades autónomas, son sobre todo centros médicos o de planificación familiar, también ONGs, en los que de paso podrás pedir información de clínicas y demás.
Y aquí accedes a un buscador de organizaciones y recursos sobre el VIH a nivel mundial, está en inglés pero es bastante intuitivo, además tiene una zona con documentos traducidos a muchos idiomas.
De cualquier modo, cualquier duda que tengas, la gente de Imagina Más está ahí para ayudar en lo que puedan, que es mucho. Y yo lo mismo, si quieres escribir y preguntar o contarme tu vida, yo encantada 😉
Gracias por leer, salud y mucho amor
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