Según un significativo número estudios, las mujeres lesbianas no nos hacemos revisiones ginecológicas con la frecuencia que se recomienda, debido a factores tales como la desinformación, dificultades para encontrar profesionales de atención médica adecuados/as, temor a reacciones homofobas, percepción de que no tenemos riesgo, experiencias negativas en el pasado, etc.
El acceso a los servicios sanitarios te puede llegar a ser difícil, por razones como:
- Sentirnos inseguras acerca de «salir del armario» en la atención médica, temor a la discriminación y rechazo.
- Suposiciones por parte del personal sanitario acerca de nuestra orientaciónsexual y necesidades.
- Preocupación por falta de confidencialidad.
¿Debo informar al equipo sanitario de mi condición sexual?
Informar al personal sanitario sobre nuestra orientación sexual es una decisión personal que depende de cada una, de la situación en la que te encuentras en ese momento y de hasta qué punto te sientes cómoda abordando este tema.
Si tu médica/o conoce el tipo de prácticas sexuales que sueles tener, puede adaptar mejor las revisiones ginecológicas, pruebas y posibles tratamientos a tus necesidades.
¿Qué pruebas básicas debería solicitar?
Realizarnos revisiones ginecológicas regularmente es una forma de ser proactivas en el cuidado de nosotras mismas. Las pruebas más comunes que podemos realizarnos son :
Citología cervical:
Un prueba de papanicolau consiste en una citología del cuello cervical. El médico o la médica retira con una espátula algunas células del cuello uterino y después las examina con microscopio. En caso de descubrir una lesión pre-cancerosa -displasia- durante la citología, existen tratamientos específicos para impedir que se desarrolle un cáncer.
Una mujer puede estar en riesgo de cáncer cervical si tiene infección por algunos subtipos del virus del papiloma humano (VPH).
Mamografías:
Las revisiones de pecho pueden llevarse a cabo mediante un eco mamario y/o una mamografía. En esta prueba se producen imágenes que permiten la detección temprana de posibles cánceres antes de que sean palpables e incluso visibles. Esto incrementa significativamente la posibilidad de que sean tratados con éxito.
En mujeres jóvenes no se recomienda la mamografía, sino el eco mamario, a menos que haya una lesión palpable y/o antecedentes familiares de cáncer de mama.
Realizarnos un estudio de imagen periódicamente son formas de ser proactivas en el cuidado de nosotras mismas.