El peligro está en los fluidos. Pero no en todos, sino en algunos. Hay fluidos y fluidos. Del «sangre, sudor y lágrimas», hay dos relativamente inocentes y uno relativamente culpable. Y hay otros.
Sangre, fluidos vaginales, leche materna y semen son los cuatro jinetes del apocalipsis. Yo sólo tengo dos de éstos.
Sudor, lágrimas, orina y saliva son relativamente inocentes.
Pero bueno, tampoco es tan fácil.
Tú tienes miedo de mis fluidos y yo me siento vulnerable. Digamos, yo me siento más vulnerable que tú. Tú tienes miedo de mis fluidos y yo tengo miedo de ti. O sea, cuando te acerques a mí no creas que eres tú el único que tiene miedo. Yo también tengo. ¿No fue siempre así?
En realidad, siempre tuve miedo de mis amantes. Al principio me enamoraba de todos. Tenía 20 años, era un iluso. Hay años en que me enamoré dieciocho veces. No exagero. Todo en el marco macroamoroso de mi marido. Mi marido es un marco a todo. Luego ya aprendí a enamorarme de otra forma. Me enamoraba un ratito, y luego ya dejaba ir.
Me encanta besar. Me enamoro de todo el mundo que besa bien. De todo el mundo que quiere un poquito de mi saliva seropositiva. Seropositiva, pero no tanto. La saliva tiene muy poquito VIH, y en la boca tenemos otras armas que lo inhiben al momento. Ojalá todo nuestro cuerpo fuera como una boca. Con poquito VIH y mucha saliva poderosa.
Tú también tienes virus y bacterias. Un beso es un intercambio de ecosistemas. Besar es como decir que está bien tener angustia, que no hace falta ser superhéroe las 24 horas del día. Besar es como gritar uno dentro del otro. Yo últimamente tengo muchas ganas de gritar.
A mí no se me pone dura mirando. No soy voyeur. Tampoco imaginando. Tengo buena imaginación, pero no tanto sexual. Igual el porno me la ha jodido. A mí se me pone dura a besos. Yo soy de piel a piel. De saliva. Todo lo que esté entre tu piel y la mía me parece una pequeña catástrofe. Bésame a muerte y se me pondrá una ereccion del copón. De esas que duelen. Lo mejor del sexo son los besos.
Odio los condones. Los condones son una capitulación ante el miedo a los fluidos. Yo odio los condones, y aun así los he usado siempre, porque yo también tuve y tengo miedo a los fluidos. Pero no me gustan. Será porque he estado en relaciones desde los 17 años. Ininterrumpidamente. Un novio de los 17 a los 21; mi marido de los 21 a los 31, y contando. Soy mucho más monógamo de lo que puedo sonar. Siempre he follado a pelo en mis relaciones de pareja. Por eso el condón es un invitado externo. Es un pequeño dictador al que siempre me he rendido cuando he follado fuera.
Nunca he follado a pelo con otros -¡me da pavor!-, y además tenía a mi marido, follar a pelo con otro sería obligar a mi marido a follar a pelo con otro. Esa cosa horrible que te dice el médico: ¡al follar a uno te follas a todos los que ése se ha follado!
¿Cosa horrible, o maravillosa? Según esa teoría, yo debo de haber compartido fluidos con toda la población mundial. Todxs hemos compartido fluidos con toda la población mundial. Todos somos una gran comunidad de intercambio de fluidos.
Nunca follé a pelo, pero el hijo de la gran puta del condón ha determinado la forma en que he follado. Perdón por lo de «hijo de de la gran puta», es muy machista. Pero no me gusta llamarlo «condón cabrón» (también es machista) o «condón gilipichis» (¿cómo coño lo llamo?). El condón, o me hizo pasivo o no hubo penetración. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que follé a alguien (que no fuera mi pareja) con condón en mi vida. Y no por falta de ganas. Hubiera follado mucho más si no existiera el condón, o el VIH, o los fluidos peligrosos.
A mí me encanta ser pasivo, pero no es una cosa que hago espontáneamente. Requiere preparación. Y a mí me gusta lo espontáneo. A veces creo que me preparo demasiado y eso me deja vulnerable. Nadie te cuenta cómo prepararte bien para hacerte pasivo. Para hacerte pasivo empoderado. Para abrirte bien y aun así cuidarte. Porque el pasivo siempre está expuesto. Porque yo me infecté usando condón. Al que no le guste esta historia, le cuento otra, pero que sepa de antemano que será mentira.
Pasemos a otro fluido. La sangre. Me sacan sangre todo el tiempo. Yo no sé qué hacen con ella, pero daría para crear a otro yo. Otro Miguel seropositivo. Deben de tener un depósito enorme de sangre seropositiva de Miguel seropositivo en algún tanque seropositivo de la NASA. Para cuando se descubra que el VIH no sólo puede ser letal, sino que además nos hará invencibles en una apocalipsis zombi.
Yo soy seropositivo, y en teoría mi sangre es seropositiva. Pero soy indetectable, porque soy un niño bueno que se toma sus medicamentos religiosamente (¡jamás me salté una dosis!). También fui un niño bueno que siempre usó condón -o lo exigió- y me infecté. Ah, pero es que «el condón no es seguro 100%».
Pues es una putada ser ese poquito por ciento de ineficacia. Otra vez con la «putada». Machista.
Yo soy indetectable y eso significa que los tests ya no detectan el VIH en mi sangre. A este punto ya empiezo a creer que la medicina debería ser considerada parte de las humanidades. Porque todo comienza a ser oscuro. Entonces: soy seropositivo pero no me encuentran el VIH.
¿Cómo es eso posible? Miren estas pruebas de aquí abajo:
Son mías.
En el test de octubre, la carga viral de mi sangre era menos 20. En la de febrero, nada. Una persona seropositiva indetectable es aquella que tiene menos de veinte copias del VIH por cada mililitro de sangre. O sea, era indetectable en ambos momentos. En escala virus, menos de 20 es poquito, poquito. Tan poquito que ni los tests los pueden contar.
Tan poquito que, aunque haya virus, éste parece no tener la posibilidad de transmitirse. A día de hoy, no hay ningún caso registrado de seropositivx indetectable que haya transmitido el virus. Parece que no podemos. Tenemos un virus de mierda. Por eso los seropositivos nos ponemos tan contentos cuando nos dicen que nos volvimos indetectables. Es como si hubiéramos entrado en un club privilegiado.
¿Y qué hacemos con ese privilegio cuando sabemos que hay otrxs que tienen serias dificultades para acceder a él? Pues lxs hay a lxs que les importa un carajo (si yo soy privilegiadx, a lxs otrxs que les den). Y lxs hay un poco más empáticxs. A mí me gusta pensar que soy empáticx, pero también me hace feliz ser privilegiado.
Hacerte indetectable significa que todo tu cuerpo se convirtió en una boca. Que eres saliva. Que el VIH no puede vivir en tu sangre. Y si los tests no lo pueden contar el poquito virus que haya o no en mi sangre cuando me hice indetectable, ¿cómo es que un resultado me dio menos 20 y el otro nada?
El médico me dice que aunque no los puede contar, el menos veinte significa que el test oyó un eco.
Tal como lo cuento, un eco. En octubre había en mi sangre un eco de VIH, en febrero nada de nada, se fue el eco. El médico dice que esto importa muy poco, que igual el test escuchó cualquier ruido, cualquier interferencia, pero que no significa nada. Que en realidad no detectó nada, y que si lo hubiera detectado estaría en menos de 20, y menos de 20 es indetectable. Pero a mí me gusta la idea de que en mi sangre hubiera un eco. Un eco que ahora he perdido. Igual vuelve en el siguiente test, quién sabe. Estos tests son muy sensibles, escuchan voces.
A mí me gustaría poder escuchar mi sangre por un segundo. Como Suzanne Vega en Blood makes noise:
But blood makes noise
It’s a ringing in my ear
Blood makes noise
And I can’t really hear you
In the thickening of fear
El virus no es uno, sino muchos. No tengo «el VIH», tengo muchos VIH. Bueno, tengo poquitos. En mi sangre nada, según el test, ni un eco. No sé porque lo llamamos en singular al VIH. Mi virus, sus copias, viven en mí, soy su casa. El VIH se parece mucho al hombre: destruye la casa que lo cobija. Deberíamos tener más empatía por el VIH. Al fin y al cabo es un virus muy humano. Su nombre ya lo dice. Virus de inmunodeficiencia humana.
Es un virus desesperado, suicida.
Crece, crece, crece, cada vez quiere más, pero va agotando los recursos que le dan cobijo, hasta que los derrumba. Como los tugures de Ponte. Mis amigos académicos marxistas me dicen que eso se llama capitalismo. El VIH es un virus capitalista. Es insaciable. Intuyo entonces que los antirretrovitales son la revolución. Una revolución de farmacia.
El miedo es mío, aunque parezca todo lo contrario. Pensaba que al salir del armario del VIH la gente me rechazaría y me miraría con miedo (in the thickening of fear). Que yo podría ver mi VIH (o mi eco de VIH) en sus miradas. No pasó. Cuando se lo conté a mis amantes, casi tuve que poner un dique en la puerta de mi casa porque se pusieron todos calientes de golpe y me insistían en follar más que nunca.
Acabo de recibir un mensaje de texto: «Fuck, I’m drunk and horny».
Éste nunca llegó a ser amante, y se cree que yo proveo sexo por delivery. No va conmigo. Pero es amigo. No creo que sea el VIH lo que atrae a mis amantes. Creo que les ponía cachondos mi chulería. De tener la cara tan dura como para ser seropositivo y encima decirlo. O creo que me querían decir otras cosas. La cuestión es que se pusieron todos calientes de golpe, y ahí siguen.
No me gustan los lefazos. Me gusta correrme encima de alguien y que se me corran encima, pero yo no soy de tragar. Hubo un tiempo en que me gustaba un buen lefazo en la cara, en la mía y en la del otro. Ahora me volví escrupuloso con eso. Por el miedo a que el VIH toque las membranas. Aunque sólo quede en mí un eco de VIH. O nada.
Antes pensaba que tendría que dejar de escribir este blog, o no iba a volver a follar. No iba a ser un cuerpo atractivo, sino un bloguero activista. Y nadie quiere follarse a un bloguero activista. Al menos yo no quiero. Y tengo a mi marido, que por suerte no lee este blog. Él dice que ya sabe todo lo que escribo aquí, porque como no dejo de hablar, no habrá nada aquí que no le haya dicho yo ya a él. Se equivoca, pero bueno, mejor que no lo lea. No tiene ni pizca de miedo de mis fluidos, tanto que a mí me da miedo que él no tenga miedo. A veces me enfado por su incapacidad para sentir miedo.
A mí me gusta escribir claro. Para oscuridad, la que llevamos dentro. Dentro todo es oscuro, y hay un eco.
En realidad, sigo repartiendo lefazos. Pero el VIH es un virus machista. Jode a las mujeres y jode a los gays pasivos. Estamos más expuestos. Es un virus asquerosamente machista, que expone menos a los hombres heteros y a los gays activos. A los machos. No los protege del todo, claro. Pero son menos vulnerables. Es un virus de mierda. Mujeres y pasivos nos abrimos en canal, estamos expuestos. Los machos se creen que tienen sus pollas bien herméticas y por ahí no hay virus que pase. No es cierto, pero eso creen. Retiro lo de «hijo de la gran puta» de antes. «Hijo del gran machista» es mucho más apropiado.
El sudor me encanta. Follar en verano. El sudor no tiene VIH. Me encanta un amante que sude. Mi vecino suda. Tiene un pecho como un armario empotrado de grande que no deja de sudar. Aunque la habitación esté congelada, él suda, y las gotas me caen sobre la cara y sobre todo el cuerpo. Me pide perdón todo el tiempo, pero a mí me encanta que sude. Es actor y monitor de gimnasio. Como casi todos mis vecinos de Harlem. A todos los llamo vecinos, aunque vivan a 20 manzanas. Si es de Harlem, es vecino. Éste toma PrEP. Y suda como los dioses.
Mi marido también suda. Él dice que es muy sudaca. Me encanta cambiar las sábanas después de follar. Si las sábanas están secas y limpias después de follar, probablemente haya sido un polvo de mierda.
Yo sudo poco, por desgracia. Menos cuando corro por el Malecón, que vuelvo así:
Ése es el espejo que llevaba por toda mi casa de La Habana, donde me hacía fotos compulsivamente. Salgo bien en la foto, por eso la he puesto. Pero tampoco me engaño. Tengo cara de estar jodido ahí. Estaba jodido.
Otro fluido: lágrimas. He derramado muy pocas. Yo no sé cómo se llora, la verdad. Las lágrimas no tienen VIH. Creo que la última vez que lloré, aún no había hecho la primera comunión. Mentira: lloré hace un año, en Cuba. No llorar es una putada, porque te queda todo en el pecho. Pero esa vez lloré. Iba a salir, me arreglé todo, me puse mi mejor ropa, iba a casa del embajador. En La Habana. Salí de mi casita del Vedado, de noche, y en la oscuridad tropecé con uno de los mil baches que hay en las aceras despedazadas. Me caí bien fuerte. Me rompí los pantalones, y estaba sangrando por las manos y las rodillas. Me dolió muchísimo. Volví a casa y lloré. Por fin. Tuve que caerme, romperme mis mejores pantalones y sangrar por todas partes para romper a llorar. Fue la primera vez que lloré. No he vuelto a hacerlo.
Hay gente que le pone nombre a su virus, como si fuera una mascota. Y gente que dice que vive con él. El VIH es un virus muy doméstico. Yo no le puedo poner nombre, ni vivo con él. Mi VIH vive en los tests, yo nunca lo he visto, siempre tuve las defensas altas, nunca tuve un efecto secundario. Mi VIH vive en los tests de VIH. Ahí es donde sólo lo he visto. A veces es sólo un eco. ¿Qué es estar enfermo, además de pagar facturas de médico? En vez de decir «soy seropositivo», voy a decir «soy un eco de seropositivo». O vivo con un eco de VIH. Pero entonces la gente me mirará raro. Creerán que oigo voces.
El miedo y el placer se parecen demasiado. Se puede gemir de llanto o se puede gemir de gusto. Yo a veces gimo que no sé pa qué lado. Escribo esto en medio de una conferencia en Harvard. A mí las conferencias me ponen a mil, con toda esa testosterona por milímetro cúbico. Las conferencias y volar. Es montarme en un avión y ponerme erecto. Será algo de la presión. Me dura un buen rato tras el aterrizaje, hasta que tengo que ir tapándome por el aeropuerto. Qué pena que no me ocurra al revés. Me gustaría pasar por los controles de seguridad erecto.
La mayoría va a las conferencias a poner sus testículos sobre la mesa. Imagino que yo también. A mí hay testículos que me dan ganas de cortarlos de cuajo y otros que me dan ganas de metérmelos en la boca. Harvard es para puritanos. Parece un convento. Mi marido también es de Massachusetts. Creció en una calle que se llama Puritan Road, lo cual es una gran ironía. Porque él es más bien tirando a muy golfo. Entre rato y rato de esta conferencia, escribo la historia de mis fluidos. Veo fluidos por todas partes. Creo que Paul Preciado dijo algo de esto también en algún lugar. En un video de youtube. Creo que dijo que vivíamos en semen fluyendo por todas partes. Yo veo fluidos: semen, sangre, lágrimas, orina, sudor. Y muchos ecos.
But blood makes noise
It’s a ringing in my ear
Blood makes noise
And I can’t really hear you
In the thickening of fear
La conferencia me pone tan cachondo que tuve que masturbarme la primera noche. Vine con mi amigo Marcelo, como un hermano. Compartimos habitación. Él se quedó retocando su ponencia la última noche, hasta las dos de la mañana. Yo estaba tan cachondo que tuve que masturbarme ahí mismo, detrás de él. En la cama. Fue una emergencia.
Él se removía en la silla porque no le salían las frases, y yo me removía en la cama.
Porque me pesaban los huevos de tanta tensión. Me estoy imaginando la cara de Marcelo cuando lea esto. También me masturbé por un poquito de miedo. La masturbación es una apuesta segura. No intercambias fluidos con nadie, así se queda todo en «lo seguro». Intercambiar fluidos dicen que es peligroso. Quieren que follemos asépticamente, que cambiemos la cama por el quirófano. A veces, lo del VIH es muy ajeno a mí. Es como si le estuviera pasando a otro. Una vez, me hice una herida en el dedo, e intuitivamente me chupé la sangre. Luego vino un segundo de conmoción:
¡Coño, no te chupes la sangre, que te vas a infectar de VIH!
Pero espera, si el seropositivo soy yo.
No sé si hay un eco de VIH en mi semen. Nunca nos hacen pruebas de semen. Pero dicen que el semen tiene menos concentración de VIH que la sangre. Digo «dicen» porque esto del VIH va de fiarte de lo que dicen otrxs, lxs médicxs. Te hacen el test de la sangre, que es la madre de todos los demonios, y luego los demás fluidos son menos peligrosos. Mi semen es inofensivo, un gatito. Pues si me queda un eco de VIH en la sangre, o nada, ¿cuánto VIH hay en mi semen? A ver, yo no sé de matemáticas, pero si lo tuviera que representarlo en una fórmula diría que la cantidad de VIH en mi semen es de «un eco menos uno». O igual así: E-1. O desde febrero que di «nada» en el test, sería «nada menos 1». N-1.
¿Entonces por qué sigo siendo seropositivo?
Dicen que el VIH se queda en unos santuarios del cuerpo. Cuando uno deja de tomar antirretrovitales entonces vuelven. Normal que a mucha gente esto le ponga la mosca detrás de la oreja. O sea: yo me tomo tus pastillitas, y el VIH no vuelve. Yo las dejo de tomar, y el VIH vuelve. Suena a chantaje. Pero yo soy más bien cobarde para lo médico y lo farmacéutico, así que me tomo mis pastillitas religiosamente -¡nunca me salté una!-. Son como hostias.
Me gusta la imagen del santuario. Es como si mi cuerpo fuese un mundo entero y el virus peregrinase por él, buscando un refugio de las hordas rojas, la revolución antirretroviral.
But blood makes noise
It’s a ringing in my ear
Blood makes noise
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In the thickening of fear
Yo un día quiero ser padre. Mi marido será un padre excepcional. Vamos a adoptar. Soñamos con adoptar desde el principio de nuestra relación, hace una década. Sueño con adoptar desde siempre, desde el principio de los tiempos. «Usted no es apto para ser padre porque usted contó en un blog la historia de sus fluidos, y otras mil cosas más». Así me imagino a la señora o al señor del servicio de adopción, diciéndome. Espero que no. O quizás nunca me lo digan, pero puede ser la razón detrás de negarme la adopción. Espero que tampoco. Mi marido y yo: maricones, de diferentes razas, lenguas, culturas, serodiscordantes, y con un blog. Somos una familia. En Ética promiscua, Dossie y Janet ya advierten de los peligros de hablar con sinceridad de amor y sexo (y serología). Entre ellos, la posibilidad real del chantaje a lo hora de ser padres.
No soy ningún pervertido, señor o señora del servio de adopción. Llevo una década con mi marido. ¿Cuántas parejas conocen que con 30 años lleven una década juntos? ¿Cuántas que hayan sobrevivido una relación a distancia -transatlántica- cinco años y medio? Desde aquí le hablo, desde el pasado, pensando que un día alguien pueda usar este blog en mi contra. Desde años antes de que me sentara delante de usted para que usted comprobará si soy apto o no para ser padre. Que no soy un pervertido en el sentido en que usted lo está pensando, ni tengo vida disoluta. Soy marido y amo a los que me aman, y hasta a algunxs que no me aman. Que nunca en mi vida dudé que quería ser padre. Y que justo en ese caso no me importaron los fluidos.
A mi marido casi nunca le he visto el VIH. O sea, mi VIH. Él está cuatro escalones por encima de los miedos humanos. Sólo una vez hace muchos meses, cuando me corrí cerca de un arañazo suyo, sin que nos diéramos cuenta. Ahí sí le vi un poquito el miedo. En realidad, el arañazo se había cerrado hacía tiempo. Pero el miedo es un animal salvaje. Hubo un momento en que su miedo quedó desnudó por una micronésima de segundo, y yo respiré aliviado de que mi marido también es humano, y a veces hasta tiene miedo. No controla al animal. Aunque sea una micronésima de segundo.
Luego vinieron sus tests, y seguía negativo, y todos tan panchos.
No me importa que mi hijx no esté hecho de mis fluidos, ahora seropositivos. Yo siempre quise adoptar. También cuando era pre-seropositivo. Y que no me asusta que ahora esté usted delante de mí escudriñando y juzgando si soy apto o no. O sea, sí me asusta, porque no hay nada que quiera más que ser padre. ¡Y voy a ser un buen padre! Pero no es la primera vez que me encuentro en éstas. Llevo toda la vida ante jurados populares.
Cuando salí del armario como hombre gay, pasé por decenas o centenas de personas que tenían que decidir si me aceptaban tal cual o no, si era apto. Esto cada día, hasta hoy. En mi profesión académica, paso jurados de ese tipo a todas horas. Cuando me casé, una vez que acabaron con DOMA, tuve que solicitar mi Green Card y sentarme con mi marido delante de un señor que tenía que decidir si nosotros éramos pareja o no (llevábamos, por aquel entonces, siete años juntos), si yo era apto para la tarjeta verde. Píldoras azules y tarjeta verde. Marcelo sugiere «una poética cromática del control biopolítico». Como las pastillas rosas anticonceptivas. Cuando salí del armario del VIH, tuve y tengo que esperar de nuevo que todas y cada una de las personas que conozco en el mundo me acepten como tal.
Toda la vida en el banquillo.
Con lo del VIH, hace ya casi un año que lo dije, y aún hay amigxs que no se han pronunciado, por cierto. No me han escrito dos letras en todo este tiempo. Son pocxs, la gran mayoría ha estado a mi lado en plan guerrero. Pero algunxs llevan casi un año sin pronunciarse. Y esos pocxs hacen mucho ruído en mi pecho. Mi VIH es apenas un eco, y ellos hacen mucho ruído.
But blood makes noise
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In the thickening of fear
He escrito este texto completo en mi móvil, mientras espero el tren. Como un chorro. Escribo esto mientras cruzo en tren el estado de Massachusetts. Voy de Brandeis a Havard. Todo muy puritano. Yo escribo contra el puritanismo. Escribo porque lxs seropositivxs queremos tener sexo. O sea, no es un ruego o súplica, es que podemos, ¿sabes? Y coño, queremos. Somos humanxs y nadie está en peligro. Yo muchas veces pienso que quisiera vivir una vida entera con cada uno de mis amantes. No serian muchas vidas, de todas formas. Por eso quiero tener sexo, porque follar es como vivir condensada una vida entera con esa persona. Quiero que flipen con mi cuerpo, que me miren a los ojos, me besen, me den caña. Está bien si me tienen un poquito de miedo; yo también se lo tengo a ellos. Y total, tampoco follamos tanto.
Marcelo es como mi hermano. Todo el mundo debiera tener un hermano carioca. El primer amigo que supo lo del VIH. Se me ha olvidado la pasta de dientes y le pido un poco. La cojo con los deditos bien limpios, por no tocarla con mi cepillo, como si fuera un cirujano. No tiene sentido, porque mi cepillo tendría que tener sangre (improbable), fresca (muuuuuuuy improbable), con virus detectable (no es el caso). Aún así, la cojo con los deditos. Me estoy convirtiendo en un cirujano. Lo hago todo con deditos. Hago todo con la delicadeza de un cirujano. Llevo tiritas a todas partes. Por si acaso me hago un arañazo. No puedo ir sangrando por la vida.
Una vez se rompió una botella de aceite en casa y los cristales llegaron a todas partes. Los barrí bien, pero parece que uno se quedó en un zapato mío que había por ahí. El día siguiente me puse ese zapato y salí corriendo a trabajar. Voy en tren a la universidad. En el tren ya me di cuenta que la incomodidad que llevaba en el pie era algo más que una piedrecita. Notaba el dedo caliente, líquido. Me había cortado y me estaba desangrando por el pie. Mi calcetín preferido con un agujero. Lo primero que pensé fue que iba a infectar de VIH al zapato.
Antes de volver al hotel ahora voy a pasar por CVS y comprarme una pasta de dientes propia.
Mentira, no he escrito este texto como un chorro. O sea, sí. Pero luego lo he corregido en casa. Lo he corregido un millón de veces. Y he borrado algunos párrafos. Por miedo. Escribir este blog es atacar y defenderme al mismo tiempo.
No sé, quedaba romántico decir que he escrito este texto como un chorro mientras esperaba el tren.
Me encantaría saber qué piensas. En los comentarios abajo, en Facebook, o en amorsexoserologia@gmail.com
Éste es un post de ASS- (Amor, Sexo y Serología), escrito por Miguel Caballero para Imagina Más.
Tus textos siempre me remueven por dentro. Para bien: este removerse es inquietante, perturbador, pero siempre revelador. El de hoy, además, es bellísimo. ¡Enhorabuena!
Gracias, Diego. Ése es el objetivo, y me alegra que funcione. No dar respuestas (porque no las tengo, ni son únicas), sino formular preguntas para seguir aprendiendo entre todxs. Un abrazo.
Hola! He llegado a esta página por casualidad a través de Facebook. La lei entera. De echo no pude parar de leerla hasta el final. Yo vivi casi 5 años con una pareja seropositiva sin saber que lo era, porque me lo ocultó. Obviamente él gestionaba el tema de otra manera a como lo haces tu. Después de eso yo aprendí y lei mucho sobre el tema, me informé. Creo que tu texto expone muy bien y con mucha honestidad los topicos sobre el tema, aún hoy tabú en muchos sitios. Enhorabuena por esta entrada, de verdad remueve por dentro y te hace pensar mucho, y desde luego da una visión directa y sin tapujos del tema.
Gracias! ¡Qué historia la tuya, también! Bueno, creo que cada uno procesa su situación de forma distinta, lo importante es que se hable, que quitemos ciertos velos y compartamos experiencias. A veces es más el miedo a la reacción de los demás, que lo que ocurre en sí. A veces no: las reacciones pueden ser muy crueles, e incluso violentas. Pero ahí vamos todxs, poco a poco, tratando de construir una sociedad con menos estigma, menos vergüenza, con más placer y más compartir. Un abrazo.
Hola, sabes lo que me encanta de leerte es la poesía a la hora de hablar, esa metáfora que hace que uno entienda y se identifique inmediatamente con tus historias, porque son historias de todos, a muchos nos ha pasado, y sino es muy posible que llegue a pasar. Imposible olvidar el eco en mi interior, un eco que me habla como una conciencia. Gracias. Seguiré leyendo tus posts.
Gracias, Enrique! Y ahí estamos, con esos ecos. Lo mejor es que ésa es una metáfora de mi médico. Yo que siempre me quejé de la crudeza de los médicos, y éste me regaló una metáfora bellísima, que yo sólo transmito. Un fuerte abrazo.
Yo te besoooo!!!!! 😉
¡Muah!
Tu escritos siempre me ayudan a conocer cosas de mi que no sabia, gracias por siempre regalarnos tu sinceridad.
Gracias a ti por pasarte por aquí, Luis!
Pocas veces me sorprenden textos irreverentes, sinceros y a chorros, como un alud de palabras.
Me ha gustado todo esto.
Tal parece que fue escrito a pulso
con la sabiduría que nace del corazón
bombeando fluidos sangrientos
verdades y preguntas
valor y miedo
como un incendio.
Incendio?
Así he quedado
ardiendo
caliente
sin frenos.
Espero que un día nos acompañes en este blog, Miguel Ángel. Sería un honor.
Me encantó, esta excelente todo lo k dices y como lo explicas… Me hiciste pensar… Saludos
¡Gracias, Daniel! Un abrazo.
Tengo formación en ciencias y letras, y eso me jode bastante la poética de los ecos a los que te refieres, y que en mi resuenan. Es lo que tiene el conocimiento; pero bueno, eso no me impide que mi emocionalidad aflore ante la sinceridad de tus palabras, que hago mías, básicamente por que ya las sentía gritar, siempre he pensado como tu has expresado al respecto de este aseptico asunto que nos venden y en el que, por chantaje, nos envuelven… no soporto tanto chantaje con trasfondo de hipocresía, y siempre digo lo mismo a los ultra defensores de los ultra cuerpos de serie negativa aun; sí, gracias a que todo dios usa condón es que somos casi el triple de población con respecto a la que había en los años sesenta…
Un, gracias, y un abrazo, apretado, sin eco.
Hola, Max. Mira, me encantaría que alguien de ciencias siguiera deconstruyendo la metáfora del eco de mi médico. Estoy de acuerdo contigo en las contradicciones que tiene esta condición médica. Lo importante es que el único discurso que circule sobre el VIH no sea el médico, sino también el de los seropositivos. Contar cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo y con ese discurso médico precisamente. Un abrazo también de carne y apretón, sin ecos.
Hola. Muy interesante tu comentario. Y te diré yo estoy viviendo una faceta donde no se si ese virus está dentro de.mi. muy dentro de mi siento q si pero soy cobarde por q no quiero saberlo quizás igual prefiero q avence sin darme cuenta a fin y al cabo a morir venimls a este.mundo. y temo por mi familia q en un descuido pueda trasmitirle eso q.pueda tener. Sólo sigo viviendo mi vida y aún no se si ir hacerme un análisis
Querido, eso lo tienes que decidir tú, pero si te haces el test sales de dudas. Sea positivo o negativo, que sepas que ay recursos para seguir adelante con gran calidad de vida. Un fuerte abrazo.
Este texo me lo ha pasado un amigo del cual he aprendido bastante te la vida. Me da gusto encontrar persectivas optimistas a la vida pese a todo lo que se pueda venir. Gracias por la motivación y por el valor que se transmite, por la aceptación y por el gozo de seguir aquí como uno mas.
Hola Gerardo. Gracias a ti por pasarte por aquí. Valor y gozo son dos buenos emblemas, como dices. A veces es increíble que hablemos sin tapujos sobre temas más perversos en el mal sentido, y no seamos capaces de hablar como sociedad de nuestras emociones y deseos. En fin, en eso estamos. Un abrazo.
Me gusta todo lo que escribes,pero con este sentí una gran conexión, mi pareja también tomó el vih mucho mejor de lo que yo lo lo tomé, también somos serodiscordantes, y por un momento llegué a pensar que no le tenía miedo a nada, y eso me molestaba, me daba más miedo a mi infectarlo que a él «recibirlo», aunque un día tuve la oportunidad de ver un atisbo de miedo. En una ocasión el sexo fue tan intenso que sangró un poco, mientras yo me quitaba el condón en el baño él discretamente sacó un gel antibacterial jaja, lo hizo a escondidas, pero lo noté y me hizo feliz, saber que si es humano y que puede detener un poco de miedo Por favor nunca dejes de escribir, los blogueros activistas también pueden ser sensuales, saludos desde la Ciudad de México.
Hola, Diego. Gracias por compartir tu experiencia aquí, veo que muy similar a la mía. Es importante que estemos todos muy bien informados, que hablemos más de TasP, sepamos que las posibilidades de transmisión son remotas o nulas si somos indefectibles. Y si no osos indefectibles, también hay muchas formas de evitarlo. Un abrazo hasta CDMX, allá estaré en agosto.
Miguel, por ahi, en facebook, vi un enlace y me dio curiosidad, decidí abrirlo y ver que me deparaba el destino, mi situación es casi similar, con la salvedad que yo soy versátil y no tengo marido pero en cuanto al miedo, puedo decir que es cierto, temo no solo por mi sino también por el otro.
En la actualidad estoy conociendo a un chico que dice no importarle el tema… Por supuesto hemos usado condón porque es mejor prevenir que curar como se dice en Chile – que es donde vivo – llevamos algo mas de un mes y hasta hace poco no habíamos tenido sexo por temor y porque no había condón (en realidad si había, desde el principio, pero temía decírselo porque temía por el, por su seguridad y también por la mía y peor que todo eso, temía al rechazo 🙁 ).
Leer tu historia de fluidos me llegó bien hondo, me hizo sentir frágil pero a la vez me ha hecho comprender y darme cuenta que existen otros enfoques que no había tenido oportunidad de descubrir procesar.
Agradezco nos brindes la oportunidad de conocer lo que sientes que, muchas veces, refleja lo propio de cada uno de nosotros.
Comentaré con mi médico mis nuevos puntos de vista, platicaré con el hombre que estoy frecuentando respecto del tema (aunque el dice que no es tema pero noto cierto desconocimiento respecto del mismo) y me plantearé un nuevo enfoque para seguir mi camino en esta vida, siendo seropositivo indetectable, tomando, como dices tu, religiosamente mis medicinas para morir, algún dia, como cualquier mortal habiendo disfrutado de todos los momentos, buenos y malos, que la vida nos ofrece.
Un abrazo a la distancia y éxito con el blog y el proyecto de ser padre, no dudo que lograras ser un buen ejemplo para aquel ser que tenga la dicha de ser escogido…
Hola, Pedro. Gracias por compartir tu historia aquí. Todo lo que cuentas me hace pensar en lo importante que es mantener un equilibrio entre: 1) contar con la información científica adecuada que nos ayude a tomar decisiones; 2) saber que esas decisiones son, al fin y al cabo, nuestras; 3) tomar preocupaciones, pero sin obsesionarnos. Es una ecuación complicada, pero no tanto. Lo que me preocupa más es que la información no llegue a muchxs seropositivxs y sernogativxs, y crean muchas mitologías sobre la transmisión que les esté jodiendo la vida sexual y la intimidad.
Con respecto a lo de ser activo o pasivo, lo que intentaba decir es que ser pasivo para mí fue casi una imposición debido al condón. Mi polla no admite condón fácilmente, así que las opciones que me quedaban era ser pasivo o evitar la penetración, en esos casos. También ser activo a pelo, pero eso nunca lo consideré en relaciones sexuales puntuales. Con mi marido es diferente, claro. Ahí he podido explorar todo el espectro de posibilidades.
¿Por qué es importante decir esto? Para contestar al discurso médico que impone el uso sin condón sin plantearse qué efectos tiene sobre las prácticas sexuales y las emociones de lxs usuarixs. Ante esa imposición, debemos contar qué supone para nosotrxs usar condón, y luchar para que nuestro relato cale en el relato científico, para así hacer más humanas las campañas de salud. Voy a escribir un post sobe eso: «El condón y yo».
Gracias de nuevo por leer el post y escribirme. Un abrazo.
Felicidades me encanta tu blog sobretodo, las cosas tan ciertas que dices, un toque de humor y mucha sinceridad.
Felicidades lo leí hasta el final y me encanto ☺️
Gracias, Niko. Un abrazo!
Buen día.
Hasta ahora no había leído algo con lo que me sintiera tan identificado con respecto a mi experiencia con el VIH.
Al principio tenía una sensación de tener a mi cuerpo conquistado. Los tanques, la cepa de virus. La numeralia de un país que pierde ante el enemigo. Tantas perdidas, tantas casualidades. La sangre siempre presente. Me da pavor pensar que mi cuerpo, lo que a primera instancia es sólo mío, no pueda defenderse. La necesidad de un bienhechor sistema de salud, de unas metralletas con forma de pastillita para que algo en los fluidos se aplaque. Y más me asusta lo inasible que es esa guerra.
Creo que exagero, pero pienso en la imágen de un «no man´s land».
Pensaba más en ella estando cerca de la fecha en que me fui enterando de lo que corría en mi cuerpo. Ahora es más como un cuento que sigue en mi imaginario.
Baaaaah. Tenía que decirlo.
Gracias por escribir esto.
Abrazos.
Hola, Carlos. Sí, esto del VIH tiene algo de invisibilidad, de no ver nada, notar nada. Es un buen punto de partida para reflexionar qué significa la enfermedad en general. Una invitación a pensar nuestro cuerpo, sus fortalezas y debilidades. Un abrazo!
Hola Miguel me ha gustado mucho tu blog lo he leído todo y se han escapado algunas lágrimas, gracias por compartir … Saludos desde colombia
Andrés, qué bueno que te haya emocionado. Gracias por pasarte por aquí y leer. Un abrazo fuerte hasta Colombia.
Lloré, hoy en mi «aniversario» te he leído, y me he sentido más acompañado que nunca, te seguiré leyendo, muchos éxitos y bendiciones desde Colombia
Hola, Andrés. Qué bien que te haya podido acompañar a través de mis escritos en un día especial. Un fuerte abrazo hasta Colombia.
Me encanta lo que escribes y como lo escribes… Genial!
Gracias, Vincenzo! Un abrazo!
Hola Miguel
Gracias por tus letras
Me ha encantado porque me siento reflejadisimo en ellas
Yo soy un chaval de 24 de España que lleva 5 años esa mini civilización dentro y hace un mes me dijeron que era indetectable.
Seguidor desde España
Felicidades por lo de indetectable, Aitor. Ánimo y para adelante, que nada cambia, sólo lo que nosotros permitamos. A dar la pelea. Un abrazo.
Me ha matado lo de «poner mote» al «amiguito». En mi caso el mote se le puso a mis «ecos» mi mejor amigo. Los resultados de mis análisis positivos fueron un 11 de Marzo, y al margen de la fecha señalada en Madrid, ese 11 de Marzo fue el mismo día del terremoto en la central nuclear de Fukushima. Ese mismo día a mi mejor amigo le dió por preguntar como iban mis Fukushimos (sí, él habla de motes en plural, de las diversas copias, o de los restos de «radioactividad» que dicen que queda tras la dosis de limpieza diaria) 😉 Al final muchos estamos cortados por el mismo patrón.
Un saludete
Jajaja fukushimos…. justo ahora estaba escribiendo otro texto donde hablo de radiactividad. Pues sí, Neich, que si nos van a tratar de radiactivos, mejor adelantarnos nosotros. En fin… yo no soy de ponerle nombre, la verdad, pero entiendo que tu caso es distinto.
Un abrazo!
«Mi semen es inofensivo, un gatito». EXCELENTE, gracias 😀
Gracias a ti, Camilo. Un abrazo
Hola Miguel,
Descubrí un post tuyo hace un par de días y hoy he estado leyendo otros más de tu blog y quería darte las gracias, por escribir sobre estos temas en español, es muy cierto que no existe tanta información en otras lenguas que no sea en inglés. Yo, como tanta gente, busco directamente en inglés,… pero claro es mucho más cómodo leer en un idioma que conces bien.
Bueno pues muchas gracias y muchos ánimos para continuar con la tarea de difundir información tan necesaria e importante.
Yo soy apelero convencido, porque no puedo con el condón, pero tampoco estoy buscando positivarme. Intento cuidarme dentro de lo que cabe y aún soy negativo. No hace mucho he descubierto la existencia del PrEP y estoy pensando en empezar a tomarlo… Resumiendo! 😉
Poder hablar de esto con gente, o aunque sea leer en internet, con tranquilidad y normalidad, con respeto, sin dramatizar-escandalizar-estigmatizar hace sentime bien, muy bien y lo agradezco.
Te lo agradezco
PS: tu y tu marido!!! preciosa pareja <3
Hola, Artur! Gracias por pasarte por ASS-
Sí, como dices, hay una gran limitación de información sobre VIH en español, la mayoría restringida al discurso médico-farmacológico, a «cómo no infectarte», pero muy poco sobre la intimidad, sobre las emociones, sobre el placer. Me parece fundamental escribir sobre eso. Y no sólo traducir lo que ya circula en inglés, sino también crear en español. En inglés también falta mucho -también está todo muy enfocado en lo médico-farmacológico, pero el VIH es mucho, mucho más allá.
Oye, si alguna vez te apetece que te entreviste para el blog como a pelero convencido, dime. Lo único: es un blog de visibilidad, todos hablamos desde nuestra foto y nuestro seroestatus. Te aseguro que segura un post escrito a medias entre tú y yo desde el máximo respeto y sensibilidad.
Mi marido toma PrEP desde hace tiempo y está contento. Desde antes que yo me seroconvirtiera, de hecho.
El último párrafo que dices es mi objetivo: hablar tranquilamente y humanamente de sexo, de salud, de deseo, de placer, de miedos. El VIH es sólo el punto de partida; lo que quiero pensar es en qué consiste la sexualidad en este momento que vivimos, con amor y salud a sus dos costados.
Un fuerte abrazo,
Miguel, llegue a tu blog por accidente, pero estoy muy satisfecho de haberlo encontrado. Como tu, tambien soy seropositive pero no lo encuentran, entonces soy o no soy? Gracias por tu Franco language. Es refrescante.
Bienvenido, Federico! Qué bueno que te guste.
Si quieres contarme un poco más de tu historia, por Facebook o aquí: amorsexoserologia@gmail.com
ABrazo!
Hola Miguel,
Merci beaucoup pour ce texte!
Mil gracias por este texto que ha llegado a mi pantalla en el momento en el que lo necesitaba, procurandóme mucha serenidad. Palabras que alivian.
Un saludo desde Francia.
André
Qué bueno que te haya sido de ayuda, André! Compartir lo que vivimos y verbalizarnos puede tener efectos muy positivos. Un abrazo, Miguel
Todos deberíamos ser seropositivos, así seguro que inventaban la cura antes, es una puta mierda, y tienes un par de cojones diciendo todo lo que has dicho, la verdad que tocarte una mierda de esas sólamente por amar, no hay derecho, todos deberíamos ser seropositivos y olvidarnos de esta mierda ya.
No son demasiado conocidos pero el Ayuntamiento de Madrid, tiene un área de «Seguridad» en la que se engloban muchas áreas como Samur, Policía, Bomberos, Enfermedades infecciosas y tropicales, control de plagas, y salud pública. Pues bien, dependiente de Salud Pública y de Infecciosas y tropicales están los centros de Madrid Salud (son del ayuntamiento, no del SERMAS de la Comunidad). Hay varios para distintas áreas: drogodependencia, salud laboral, laboratorios, enfermedades tropicales y… ¡¡DERMATOLOGÍA e INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL!! Hay dos: el de Callao está especializado en jóvenes: http://madridsalud.es/centro-joven/ y el del Barrio Salamanca está especializado en Infecciosas, dermatología, urología, ginecología y tiene DERMO ITS y pruebas de sangre de todas las ITS/ETS y bucal de gonorrea: http://madridsalud.es/centro_de_diagnostico_medico/ atienden sin cita de 7:45 a 9:15 (aunque generalmente no empiezan a atender hasta las 8, y dan la última cita a las 9:30) Sólo hay 4 consultas, una de ellas para prostitución que tienen «cola rápida». Atienden bien y son muy discretos, aunque las instalaciones están anticuadas. No están conectados a la red hospitalaria, aunque sí tienen la obligación de avisar a Sanidad de contagios de enfermedades crónicas contagiosas (VIH y VHC)
Muy buenas. Me parece una gran narración. Yo siento miedo al contagio, o mejor dicho a la posibilidad de transmitir el vih que vive en mi a los demás. Soy conocedor de los mecanismos mediante los cuales este puñetero virus puede pasar de una persona a otra y soy consciente de que mi estado, indetectable, disminuye la posibilidad de riesgo de transmision. Aún así, me parece horrible la idea de que tan solo una única particula del virus pueda entrar en contacto con alguien de mi entorno. Soy muy cuidadoso con mis fluidos y las posibles fugas de estos fluidos a través de mi cuerpo. A veces pienso que las precauciones que tomo son exageradas, pero no las puedo controlar. Me considero una persona con una avtividad pensante continua….mi cerebro nunca deja de pensar…y si combinamos dicha cualidad con mi manía de impedir la transmisión a los demás puedes imaginar los cacaos mentales ocasionales que tengo. Tengo pareja actualmente y lo cierto es que mi condición no afecta negativamente a nuestra relación, pero eso no implica que el vih esté presente en mis pensamientos. Estoy pasando unos dias en casa de un amigo y he mantenido relaciones sexuales con mi pareja. Tras el sexo yo me duché, pero él no y me da mucha rabia, pues pienso que pueden quedar restos de su semen en su cuerpo (mis restos quedaron dentro del preservativo) y, aunque los tests indican que es seronegativo, me da miedo que se haya infectado despues de esos analisis y que haya quedado algun resto de su semen en las sabanas de mi amigo.
Quiero concluir diciendo que ser portador del virus en ocasiones genera miedos y puede influir en ciertos comportamientos, pro aún con esas uno pude ser feliz. Yo lo soy y, aunque tengo ciertos miedos, mis demonios internos, soy feliz.
Buen dia Miguel elogio tu iniciativa me agradaria q nos dijeras como ocurrio tu contagio q dices paso aunque usarás preservativo.
Mi nueva pareja fue diagnosticado vih + y aun no ha hecho el examen de carga viral y lo volvimos a hacer con preservativo. Yo tengo miedo.
Sobre lo que dices de al colocarle crema al cepillo de dientes, yo no vivo solo y lo tengo a el en mi casa.
Yo el 1 de enero 2018 fue la ultim vez que lo hicimos y como no habia condon me punteo pero penetro parcialmente pero se vino fuera de mi.
Eso de el semen en las sabanas tbm causa contagio?
Trabajo embarcandome y no creo q pueda llevar la vida laboral con VIH porq en Panama las medicinas las entregan para 30 dias. Yo embarco por 3 meses o mas.
Tengo miedo de estar contagiado pero lo amo. Y he jugado con fuego repitiendo sexo con el sin el saber su carga viral. Me hice examen antes de el: el 4 de enero y yo 6 de diciembre y el resultado mio fue negativo.
Tengo probabilidad y tengo terror. Aunque se q puedo llevar una buena cañidad de vida cn condon y el medicamento retroviral de por vida.
Querido Rafael:
Gracias por tu mensaje. Nosotros preferimos llamarlo «transmisión» en vez de «contagio», porque contagio implica que pueda ocurrir por el aire.
Muchas personas tienen claro cómo se produjo su seroconversión; otros no, no tienen una historia de qué pudo ocurrir. Yo no la tengo. No es fácil no tenerla, pero es lo que hay.
En tu caso, yo os aconsejaría que no os dejarais llevar por el pánico, que es el peor consejero. A mí en EEUU también me daban medicinas sólo al mes y ya he conseguido que me las den para cada tres meses.
Lo del VIH no es ni mucho menos una ecuación exacta. A veces uno se expone y no ocurre, o piensa que no se expone y ocurre. Quédate tranquilo mientras no puedas hacer nada. Si sale negativo al final, todo bien; si sale positivo, hay maneras de acomodarnos las cosas para que no se nos conviertan en un gran peso.
Te mando un fuerte abrazo.