Nuestro cuerpo tiene una capacidad innata de auto curación que se denomina homeostasis. Cuando se produce una agresión al organismo -que puede ser voluntaria o involuntaria- esta capacidad auto curativa queda mermada. Esta citada agresión se puede deber a varias causas:
Una mala alimentación:
- Por ingesta desequilibrada de proteínas de origen animal.
- Debida a la intolerancia, en mayor o menor grado, de ciertos alimentos entre ellos la lactosa y el gluten.
- Provocada por el consumo de productos que fomentan la acidosis de la sangrecomo el café, chocolate, azúcares refinados, alcohol, tabaco, bebidas gaseosas, vinagres, productos precocinados. El PH de la sangre es alcalino, por tanto el hecho de tomar estos productos, que hacen que el PH se vuelva Ácido, requiere una lucha constante de nuestro cuerpo para recuperar unos valores normales.
Acción de medicamentos: Una administración excesiva de químicos conlleva a una alteración de ciertas vísceras y órganos que se encargan de sintetizar y filtrar dichas sustancias en sangre.
Desequilibrio emocional: El estrés, la ansiedad, la duda, el miedo, la ira, el pesimismo, la depresión… influyen negativamente, no sólo a nuestro estado psíquico o emocional, sino también a nuestro estado físico. A todo esto se debe añadir problemas pasados que pensamos ya superados, problemas de la infancia que posiblemente no recordemos e incluso problemas heredados de nuestros familiares.
Todas estas agresiones que se producen al organismo, incluyendo las emocionales, conllevan a una alteración a nivel de las vísceras y de los órganos, los cuáles, al no funcionar debidamente, somatizarán esa afectación convirtiéndola en un síntoma físico, que puede ser muy variado y de distinta índole, pero que voy a englobar con el termino dolor.
Una vez producida la agresión puede aparecer el dolor. Si esto sucede es porque el cuerpo no es capaz de solucionar por si solo el problema causante del mismo. Esta capacidad auto curativa va en detrimento conforme el cuerpo va envejeciendo, por tanto necesitará una ayuda extra por nuestra parte en cuanto al control de las fuentes de agresión.
El dolor es característico de la fase aguda de la lesión. Normalmente es en esta fase donde hacemos uso de la terapia convencional -analgésicos, antinflamatorios, relajantes- que mejora la sintomatología pero no resuelve el problema, no ataja la agresión causante del mismo.
Allí da comienzo a la fase crónica de la lesión, la cual no tiene sintomatología. Es el problema «no resuelto» el que producirá compensaciones en otros sitios, ocasionando otro tipo de problemas -contracturas, trabajo muscular desequilibrado-.
En este momento, el cuerpo crea esporádicamente una crisis curativa o reagudización de la lesión como intento de auto curación, ocasionando de nuevo dolor, ya que es mas fácil recuperar una lesión en su fase aguda que en su fase crónica.
Por lo tanto, la existencia de un dolor recurrente en una determinada parte del cuerpo no es más que un aviso del mismo. Es un aviso de que existe un problema no resuelto que la terapia convencional no es capaz de resolver, sólo puede camuflarlo.
¿Cómo se ayuda a un organismo en proceso homeostático?
Fisioterapia
Llegados a un nivel de sintomatología física que no mejora con la administración de medicamentos -si no que aumenta la agresión a nuestro organismo- lo mas indicado es la fisioterapia que, ayudada de una buena terapia manual, mejorará síntomas como el dolor, la inflamación, la disminución de recorrido articular o bloqueos, mareos, vértigos y sensaciones secundarias que acompañan a la lesión y que en muchas ocasiones otros profesionales no saben dar explicación; como los dolores en cabeza, oídos, cuenca de los ojos, mandíbulas, vértigos, nauseas y dolores irradiados a otras partes del cuerpo.
Pautas dietéticas saludables
Como mencionamos anteriormente, se han de ingerir productos que favorezcan la alcalosis sanguínea -como los alimentos crudos, verduras, frutos secos, patata, arroz, legumbres- y evitar el consumo de proteína animal -lactosa, gluten y en general todos esos alimentos que, si nos paramos a analizar, no nos sientan demasiado bien aunque culturalmente estemos “obligados” a comer-. Es decir, alimentos que sabemos que nos producen dolor de cabeza, gases, digestiones lentas, diarreas, estreñimiento, subidas o bajadas de la tensión arterial. Toda esa sintomatología son avisos de nuestro organismo: No lo comas.
Control en la administración de medicamentos
Siempre que sea posible, ya que en determinadas lesiones o enfermedades la administración de fármacos es indispensable. Aún así siempre se puede recurrir a la fitoterapia, el uso de las plantas con una finalidad curativa. Una manera natural -no química- de mejorar el funcionamiento visceral y la sintomatología secundaria a la afectación de las mismas. Para reforzar el uso de la fitoterapia sólo se debe pensar en cómo cómo empezaron a curar la sintomatología de las enfermedades los primeros médicos de la historia.
Para todas aquellas personas que por su tipo de afectación no puede renunciar a tomar medicamentos, la mejor recomendación es hacer mucho mas hincapié en el control del resto de factores agresores.
Terapia psicológica
Poco a poco se ve con mas normalidad el que el individuo tenga la necesidad de recibir este tipo de terapia. Poco a poco también vamos entendiendo que la persona es un “todo”, que es imposible dividir el cuerpo de la mente, y que el estado psíquico repercute de mejor o peor manera en nuestro estado físico. Por ello, la administración de medicamentos dirigidos al tratamiento de afectaciones emocionales sólo mejoran momentáneamente la sintomatología; y que, como químicos que son, a la larga producirán alteraciones en nuestros órganos y vísceras. Siempre debe ponerse remedio desde la causa del problema.
Actividad deportiva
Una actividad deportiva regular y controlada no sólo ayuda a controlar malos hábitos posturales perpetuados por las actividades de la vida diaria, también permite sentirnos mejor en cuanto a la sintomatología de dolor.
El deporte produce la liberación de endorfinas, las cuales favorecen la consecución de un estado de bienestar muy beneficioso para ayudarnos en la superación de los problemas emocionales.
En conclusión, nuestro cuerpo necesita de un esfuerzo por nuestro parte, una involucración activa de nosotros mismos para que esa capacidad auto curativa perdure a lo largo de nuestra existencia. No podemos esperar a que nadie ni nada venga a darnos una solución definitiva, por que eso no va a suceder. Cada uno de nosotros tiene el poder y las herramientas para vivir saludablemente. Todo esto requiere trabajo pero la recompensa será evidente.