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Género como construcción individual

El género ha sido construido por la sociedad a lo largo de la historia y transmitido de generación en generación. Siempre Dentro de un contexto social -porque no todas las culturas entienden el género de la misma forma- y basándose en la genitalidad, se ha determinado lo masculino y femenino.

Desde la infancia, a través de los juegos nos diferencian, separándonos entre niños y niñas. Las niñas tienen que hacer danza y ser buenas en lengua y los niños deben ser buenos en matemáticas y en el deporte, y si la niña juega al balón es una “marimacho” y si el niño salta a la comba es un “mariquita”.

Este acto tan cotidiano e infantil se puede aplicar a las diferentes etapas de la vida, donde hombres y mujeres siguen teniendo determinados y diferentes roles que la sociedad exige en ellos, roles que marcan la diferencia en cuanto oportunidades, estudios, empleos, uso del tiempo libre, organización familiar, etc.

¿Determina el género cómo debe ser nuestra vida?

De alguna manera estamos obligados a situarnos en el lugar que nos “corresponde” por nuestro sexo biológico y desde ahí debemos asumir los roles establecidos para cada sexo correspondiente en cada cultura. No somos dueños de nuestro género, somos empujados a través de la sociabilización a sentir y actuar, en definitiva a vivir en función a esa norma. Norma que coarta el desarrollo personal y la libertad de las personas.

Esta norma social y estereotipada ha legitimado durante siglos la desigualdad entre hombres y mujeres porque produce una valoración social completamente asimétrica relacionando lo masculino con independencia, dominación y poder y lo femenino con dependencia y fragilidad.

No solo genera desigualdad entre géneros sino que también produce discriminación intragénero. Muchas veces son los propios hombres los que no aceptan al hombre con características “propias de una mujer”, como una mayor sensibilidad emocional, ni las mujeres aceptan como femenina a una mujer con rasgos “propios de un hombre” como independencia y poder.

Por supuesto, en este sentido estamos evolucionando como sociedad y cada vez más nos permitimos y potenciamos el asumir identidades y realidades diferentes.

¿Cómo superar la limitación hombre-mujer?

Deberíamos empezar a entender que no existen de manera natural comportamientos masculinos o femeninos, y que el género y el sexo son conceptos diferentes.

De manera natural tenemos asignado un sexo biológico pero nuestro género es algo que deberíamos poder construir de manera individual. ¿quién decide y en que tiempo histórico qué es masculino o qué es femenino?, ¿en base a qué?. Tan sólo en base a estereotipos legitimados y aceptados socialmente como tales que nunca debieron existir.

Para lograr una sociedad libre y rica deberíamos manifestar tantos tipos de feminidad y masculinidad como hombres y mujeres hay en el mundo. Todos podemos ser el hombre o la mujer que queremos ser, sin asumir un rol determinado, sino siendo nosotros mismos.

Como agentes activos de la sociedad, desde nuestra individualidad, somos quienes tendríamos que romper con esa tradicional lógica de división entre géneros, destruyendo esas representaciones sociales inventadas de lo que es ser hombre y que es ser mujer, creando nuevas maneras de interacción entre e intra sexos, basados en la libertad personal, la diversidad y el respeto mutuo.

Por Bárbara Mainieri

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